La custodia compartida consiste en un sistema en el que en una separación o divorcio con hijos los progenitores atienden y cuidan a los menores en periodos asimilados de tiempo.
La custodia compartida no necesariamente supone que cada progenitor esté al cuidado de los niños en periodos idénticos y milimétricamente simétricos. Deben de ser asimilados de tal manera que ambos participen de manera principal en las atenciones diarias que requieren los menores.
Los niños no son responsables de los vaivenes sentimentales de sus padres y es por ello que la regulación debe de ser un lugar en el que potenciar la protección y beneficio de los niños y no un lugar en el que luchar o fomentar una constante tensión.
En qué consiste la custodia compartida
La custodia compartida consiste en que ninguno de los progenitores tiene un papel principal o más destacable que el otro, sino que ambos de una manera tendente a la igualdad y equilibrio están en compañía y cuidado de los hijos menores.
El desarrollo y concreción de la custodia compartida después depende de multitud de factores.
Lo más habitual es la custodia compartida semanal ejercida en dos domicilios diferentes al residir los padres en domicilios distintos.
Otra es la custodia compartida en casa nido, pero no es la más recomendable pues el hecho de que los hijos estén en la misma casa y los progenitores sean los que entran y salen del inmueble en los momentos en los que le corresponde, puede ser a medio plazo una fuente de conflictos.
Lo más importante para el correcto desarrollo de cualquier tipo de custodia es el sentido común de los padres. No tiene sentido analizar cuál es el mejor sistema de organización familiar si después ese sistema no es desarrollado de manera coherente por los progenitores y la intransigencia de aplicación acaba creando controversias y tensiones.